Xavi Orts, profesional de nuestro sector y amigo, me ha pedido si quería compartir mi lucha contra el cáncer, por si puede ayudar a personas que estén en este proceso. Esta enfermedad afecta a tantas personas desde hace años, de todas las edades y condiciones, y a la que tantos esfuerzos dedican la medicina y los científicos de todo el mundo para acabar con ella.
Nunca imaginas que pueda tocarte. Lo ves en tu entorno y siempre conoces a alguien que lo está sufriendo, pero lo sientes lejos de ti. Todos vamos ocupados con nuestro trabajo, familia, actividades diarias, y de repente, algo va mal. Te diagnostican un cáncer y todo se para. En mi caso, fue un cáncer orofaríngeo T4. No sabía qué significaba, pero la traducción era que no se podía operar y la apuesta era por quimio y radio, 33 sesiones. ¿Qué podía salir mal?
En ese momento, todo deja de ser importante y solo piensas en sobrevivir. El Fórmula 1 que mueve nuestro día a día entra en boxes. No sabes cómo ni cuándo saldrás, pero hay que luchar.
No entraré en la dureza del tratamiento ni en sus efectos colaterales, casi peores que el propio cáncer. Solo para que os hagáis una idea, pasé casi 4 meses sin poder comer sólidos, dos meses con dificultades para hablar, no podía conducir debido a los parches de fentanilo para aminorar el dolor, y perdí 23 kg en poco más de 3 semanas. Toda mi actividad se limitaba a la cama y al sofá, sin fuerzas ni ganas de hacer nada.
Por suerte, siempre tuve a mi familia al lado. Mi mujer, Lourdes, mis hijos Pol y Priyanka, Flora, la pareja de Pol, mis hermanos y sus familias, y la gran familia de amigos y compañeros de trabajo, que siempre me enviaban sus ánimos y su cariño. Incluso mis perros, que siempre pasaron horas junto a mí, sin decir nada, pero diciéndolo todo. Esta era la mejor medicina para seguir luchando. Pero una mañana de julio me levanté y le dije a mi mujer que no quería ir al hospital, que quería morirme. Saltaron todas las alarmas y en menos de 24 horas tenía a la familia junto a mí, sin permitirme desfallecer ni dejar de luchar.
Nuestra voluntad es la mejor arma. Los médicos hacen su tratamiento, su protocolo, y confían en la experiencia de miles de casos. Pero saben que hay un porcentaje que no sale adelante. En esa situación debemos ser muy fuertes. Poner toda la intención, todas las ganas y sumarlas a las de los que te quieren y te ayudan.
Del cáncer se sale. Con heridas, con cicatrices para siempre, pero se sale. A mí, además, me ha supuesto un cambio de vida, de valores. Te remueve lo más profundo de tu mente, de tu alma. Y cuando sales de boxes, todo tiene otra luz, otro color. No puedes evitar el miedo a recaer, pero por encima de todo están las ganas de vivir cada minuto, de saborear esos ratos con familia y amigos, en los que el valor económico no cuenta y el amor y el cariño es todo.
Agradezco a Xavi la oportunidad de compartir esta experiencia y también que tuviera la atención de distinguirme en el último evento que organiza cada año desde hace ya 23, con más de 140 personas. Dice mucho de él que tantos amigos quieran acompañarle. En ese acto me obsequió con un libro, “Àfrica, sí, gràcies” de Josep Maldonado, otra gran persona, que leeré con placer este verano.
Además, esos meses de estar acompañado siempre pero en soledad interior, y con el miedo durmiendo cada día a mi lado, me hicieron pensar qué quiero ser de mayor. A mis 59 años, sin dejar mi trabajo por supuesto, acabo de hacer un curso profesional de locutor de radio, mi pasión desde pequeño, y si la vida quiere, quizá algún día me podáis oír en la emisora de mi pueblo, o en otro sitio, y me gustaría entrevistar a Xavi y que nos cuente no qué hace, sino quién es. Que nada os quite la ilusión de vivir.
Un abrazo, Xavi, y para todos sus amigos.
Joan Carles Simon – Director Sucursar Barcelona I Reale
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