Testimonio de Roland Fosso: Experiencia de una persona migrante que sobrevivió a la travesía desde Camerún a España y logró saltar la Valla de Melilla.
Roland relata la experiencia de saltar la valla que separa la frontera entre Marruecos y España, y las vivencias previas en el Monte Gurugú, cercano a la misma y hogar temporal de miles de personas provenientes de distintos países de África que pretenden saltarla.
Obra «Hacia el otro lado» , gentileza de Diana Dowek.
Luego de estudiar durante mucho tiempo el mapa y el plan, Roland salió a los 16 años de la casa de su padre en Bamenda, Camerún, sin sospechar que el viaje que emprendía involucraría terribles peligros y muchas pérdidas. Entre otras, la tragedia del naufragio frente a la isla de Lampedusa, que significó más de 270 migrantes fallecidos, y de la que Roland y su amigo se salvaron debido a que fueron estafados en la compra de los pasajes. Al final de una travesía dramática en la cual perdió 15 compañeros en el desierto, fueron privados de libertad y sometidos a esclavitud por parte de traficantes, y otras adversidades, llegó a la Valla de Melilla.
“Estuvimos 9 meses viviendo en el Monte Gurugú, durmiendo en las rocas, en el bosque. Armábamos chabolas con cartones y plás co todas las noches, y por la mañana las desmontábamos y nos llevábamos los plás cos para cubrirnos si llovía. No las podíamos dejar porque la policía quema o destruye las casas cada día. Sobrevivimos comiendo restos de alimentos del vertedero de basura o pidiendo comida por las casas. Este vertedero es un si o donde los camiones descargan la basura de los barcos que llegan al puerto de Melilla. Nosotros le llamábamos el supermercado. Allí encontrábamos nuestra ropa, comida y elementos necesarios. Había muchas penurias, mucha tristeza. Vivían allí más de 800 personas. No hay agua. Cada tanto pasa la policía marroquí, quema lo que encuentra y vuelta a empezar. Hay mujeres que han parido en el campamento.
Y también momentos buenos: En las noches nos juntábamos a hacer música, cantábamos, bailábamos. Cuando estás en el Monte ves Melilla como si estuvieras en un balcón mirando la calle. A veces nos quedábamos toda la noche mirando Melilla.
Esos meses fueron como hacer un entrenamiento militar. Cada día teníamos que correr, subíamos montañas, ser capaces de correr varios kilómetros. Cuando estás frente a la valla no puedes dar marcha atrás. La idea es que tienes 10 segundos para saltar. Hay que ser muy rápidos, antes de que arranque la guardia civil su coche que tarda 15 segundos en recorrer los 200 metros. Para eso hay que prepararse.
Finalmente, en el quinto intento, cruzó la valla, en mayo de 2005, dos años, siete meses y dieciocho días después de la salida “Para mí una de las formas de no caer en trauma es compartir lo que se vive. Todo lo que he vivido me ha dado un aprendizaje enorme y un esfuerzo de superación también. Hablo de la migración contemporánea en relación con mi autobiografia. Estoy hablando en nombre de todas esas personas que fallecieron por el camino, en esos grandes cementerios que son el Mar Mediterráneo y el Desierto del Sahara.”
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